Comienza en la calle Ercilla número 16, el paseo por los edificios de Bilbao en la compañía del arquitecto Ramón Carnicer Malax-Echevarria, que nos acerca a esta construcción con las siguientes palabras:
El edificio se ubica en la zona del
primer ensanche de la villa, diseñado a finales del siglo XIX, una vez iniciada
la expansión desde el casco histórico y cruzada la ría del Ibaizabal.
Se construyó el año 1.928, según
proyecto del arquitecto Tomás Bilbao y Hospitalet.
Fue una época marcada por los cambios
derivados del desarrollo de la Revolución Industrial, la desaparición un mundo
antiguo como consecuencia del resultado de la Primera Guerra Mundial y el
nacimiento de nuevos movimientos artísticos.
Entre éstos se encuentra el Art Déco, surgido a principios del siglo XX y que se dio a conocer como movimiento en la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas que organizaron sus impulsores en París el año 1925.
Fue un estilo que primó el ornamento más que la funcionalidad. Sus influencias fueron tanto los estilos pictóricos de vanguardia -como el Cubismo, el Constructivismo Ruso y el Futurismo Italiano-, como el mundo de la moda o el arte de países exóticos o el maquinismo.
El producto de toda esta amalgama fue un estilo que fluctuó entre un lenguaje formal cargado de barroquismo, retórico y arcaico, frente a otro más simple y racional.
Una de las características más reconocibles del estilo Art Déco fue la riqueza ornamental en el exterior de los edificios, que se distinguieron por el dinamismo de las superficies, sus amplios paños y marquesinas adornadas con medallones o grecas prefabricadas, la diversidad de texturas y motivos en los acabados y una herrería destacada por su ritmo y geometría. Los motivos con formas precisas comprendían zigzags, triángulos, rayas, círculos segmentados y espirales, mientras entre los motivos naturalistas se encontraban flores, árboles, frondas. También se utilizaron remates terminados escalonadamente, arcos y puertas ochavadas y lujosos materiales como el mármol, el granito y el aluminio.
En el edificio que nos ocupa buscaremos la influencia que este movimiento artístico tuvo en Tomás Bilbao a la hora de su creación se utilizaron remates terminados escalonadamente, arcos y puertas ochavadas y lujosos materiales como el mármol, el granito y el aluminio.
Si el paseante observa sus fachadas descubrirá
cómo esos elementos que caracterizan este estilo son claramente visibles.
Así detectamos que la disposición de los
volúmenes, huecos y sus formas o ciertos elementos decorativos, producen un
efecto de gran movimiento de las superficies. También observamos la utilización
de molduras y líneas que definen zonas de los paños que las enmarcan en el
respecto al “fondo” de éstos. Los motivos vegetales y frutales, que se
extienden por otros paños de las
fachadas, en barandillas y elementos de protección de la puerta del
portal o en los relieves. Y cómo el edificio se remata escalonadamente mediante
el retranqueo de sus planta superiores, efecto que se afirma recurriendo a
elementos decorativos conformados asimismo de manera escalonada.
Todo ello hace que nos hallemos ante uno
de los ejemplos más ilustrativos de la arquitectura estilo art déco de Bilbao e
invitamos al viandante a descubrir e identificar esas características y
detalles arriba apuntados y otros elementos de ornato que, a buen seguro,
encontrará.
Gracias Ramón.
Gracias Ramón.
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