


Las calles del Casco Viejo de Bilbao, requieren un paseo específico por ellas y para conocerlas mas cercanamente es importante realizar una visita guiada por las mismas.
Aparte de ser una agradable forma de pasear la ciudad por los lugares que la vieron comienzar… allá por el 1300, tendremos la ocasión de conocer anécdotas y características de lo que supuso esta iniciación de la urbe.
Visitas: La Oficina de Turismo organiza visitas guiadas a lo largo de todo el año los sábados y domingos, a las 10:00.
Salida: Desde la oficinade Turismo en los bajos del Teatro Arriaga.
Días: Todos los fines de semana.
Hora: a las 10.
Duración: 90 minutos..
Recorrido: Arriaga, Arenal, San Nicolás, Plaza Nueva, plaza de Unamuno, Tendería, puente de San Antón, mercado de La Ribera, calle Santamaría, calle del Perro, Bidebarrieta, Arriaga.
Bueno como me enamoré del arco iris, casi de la primera y tercera foto, son bellísimas.
ResponderEliminarInteresante y útil tu página para quienes viajen a Bilbao.
Saludos
Desde niñas, mis padres no llevaban a las siete calles ,de compras.Para mi el casco viejo de Bilbao, es un lugar entrañable y lleno de recuerdos por donde ahora,paseo y regreso a cada poco.Aunque ya no es lo mismo...
ResponderEliminarUn abrazo
Preciosas fotos. Quien sabe si un día iré a Bilbao?
ResponderEliminarUn beso
Flor
¡Cuántos recuerdos!
ResponderEliminarEl puente de San Antón lo he cruzado tantas veces y tantas veces al día que he llegado a considerarlo tan mío que alguna vez se me pasó por la cabeza la posibilidad de pedir peaje a todo el que pretendiera pasar por él.
En alguna ocasión, más de una tal vez, me he cruzado con una hermosa desconocida, nos hemos mirado a los ojos, nos hemos detenido, nos hemos abrazado durante unos instantes y, sin decirnos nada más, cada uno ha seguido su camino cruzando nuestra mitad inacabada de puente de San Antón.
La estela de aquel abrazo y de aquel beso duraba... y duraba... como la cola del cometa Halley...
Luego dentro de las Siete Calles, sin visita guiada por mortal alguno... otros guías imperceptibles te hacían dsifrutar de la magia de nuevos encuentros insospechados cargados de sincronicidades tremendamente lúcidas... y lúdicas...
El Casco Antiguo de Bilbao tenía Mágia, con mayusculas, para mí en aquellos días...
Algún tiempo después, cuando la magia había perdido su mayuscula, nos volvimos a encontrar y me contó que había tenido un hijo con un pianista de jazz pero que se había enamorado de otro y que se iba a Australia con él.
No supe más de ella. Supongo que fundaría el rancho La Rosa Amarilla junto a Cocodrilo Dundee y en estos momentos será una tierna abuela que estará contando a alguno de sus nietos que un día en medio de un Puente de Piedra con nombre de Santo, en un lejano país, se encontró de frente con un desconocido del que no pudo apartar su mirada, que se detuvo, que se abrazaron largo rato y sin decirse una sola palabra sellaron su hola y su adios con un beso eterno cuya luz todavía le ilumina...como la cola del cometa Halley...
Si os fijais detenidamente...ahí...en el centro... aún se percibe la silueta de dos amantes enlazados en un abrazo interminable... permanente... eterno...
El hijo será del pianista, el rancho será de Cocodrilo Dundee y de sus nietos pero... el beso... el Beso que selló Nuestro Encuentro en Nuestro Puente... ese Beso... Es Solo Mío.
El puente de San Antón, mi puente, como todos los puentes une lo que el río, la ría en este caso, separa. Hemisferios izquiedo y derecho, hemisferios norte y sur.
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